Humedades en los edificios
Las humedades en paredes son uno de los problemas más habituales en los edificios. Existen diferentes tipos de humedad, y, en concreto, la humedad por capilaridad puede llegar a convertirse en un verdadero inconveniente, sobre todo si no se detecta a tiempo. Para ello, es fundamental saber exactamente en qué consiste, y qué señales son las que nos dicen si un edificio tiene humedades de este tipo para poder así aplicar las soluciones más adecuadas y evitar las consecuencias de este problema.
¿Qué son las humedades por capilaridad?
La humedad por capilaridad se da cuando la humedad y el agua que se encuentran en la zona en la que está asentado el edificio, ascienden paulatinamente hasta alcanzar las paredes. Estas absorben el agua, de modo que se genera una subida capilar que varía en función de la permeabilidad y porosidad. Cuando las paredes ya no pueden absorber más, es cuando comienzan a aparecer los primeros signos visuales de que nuestro edificio tiene humedades por capilaridad.
Hay que tener en cuenta, que la capilaridad es un problema complejo, que al mismo tiempo afecta a problemas de salubridad y puede afectar también de forma muy negativa a los elementos de construcción del inmueble. Desde problemas en la pintura hasta daños estructurales, entre otros.
Cómo detectar la humedad por capilaridad
¿Qué signos son los que nos permiten detectar estos problemas de humedades en las paredes? El proceso que implica una situación de humedad por capilaridad puede durar muchos años, y uno de los primeros síntomas lo podemos detectar en la pintura de las paredes. Es habitual encontrar manchas oscuras o ver cómo se descama la pintura, por ejemplo. Cuando esto no se trata, la humedad continúa con su avance y pueden llegar a aparecer daños significativos en el yeso, ladrillos agrietados, blandos o rotos, e incluso manchas de sal. Para tenerlo más claro, conviene tener en cuenta algunos signos importantes que pueden indicar la existencia de humedad en el edificio:
- Sensación de frío y humedad en los espacios.
- Incremento del consumo de la calefacción.
- Aparición de manchas de moho o salitre en las paredes.
- Desprendimiento de pintura, otros revestimientos y rodapiés.
- Problemas con las instalaciones eléctricas.
- Debilitación de los cimientos y los muros.
- Este último punto es menos visible pero no menos importante. También hay que tener en cuenta, que las manchas pueden crecer más o menos, así como aparecer antes o después en función de factores como la temperatura ambiente, el agua del subsuelo, o el estado de los revestimientos, entre otras cosas.
En definitiva, las humedades por capilaridad tienen claros efectos estéticos en el edificio, pero también pueden afectar negativamente a la salud, sobre todo en casos de alergias y asma, debido a la presencia de humedad, moho y hongos.
Una vez que se detectan las humedades en el edificio, es fundamental proceder a buscar la solución más adecuada. Existen numerosos sistemas convencionales para tratar la humedad por capilaridad en las paredes, pero que resultan muy costosos e implican obras complicadas en el edificio. Por eso, lo mejor es optar por un sistema efectivo, seguro y sostenible como el de Aquapol España. Una tecnología específicamente creada para eliminar problemas de humedades en paredes por capilaridad, sencilla de instalar y que no requiere de hacer obras ni de mantenimiento.