El Monasterio bodega Klosterneuburg, de 900 años de antigüedad, no es sólo uno de los viñedos más antiguos de Austria, sino también uno de los más grandes con sus 260 acres de tierra cultivada. El edificio, de piedra natural, tiene una bodega abovedada. Las paredes exteriores no tienen aislamiento vertical, y lateralmente penetra la humedad del suelo manteniendo los muros húmedos. Había un fuerte olor a humedad en el sótano a pesar de la ventilación natural, y el yeso estaba dañado hasta el techo. Las columnas hechas de ladrillo en el sótano abovedado habían sido parcialmente invadidas por la humedad a una altura de tres metros y el daño al enlucido se extendía hasta el techo. En algunos lugares el agua en las paredes externas había subido hasta más de dos metros sobre el suelo.
Para restaurar la bodega, la administración del edificio tenía dos objetivos:
- La bodega debía secarse sin la instalación de aislamientos externos verticales que eran muy costosos, y sin sistemas de drenaje que implicaban, además de los costes, acometer obras de excavación.
- El clima de la bodega debía mejorar.
Después de considerar varias alternativas, se eligió el sistema Aquapol, que se instaló oculto en un barril de vino de madera colgado del techo. El hecho de que el edificio hubiese sido nombrado monumento histórico, y que su estructura básica tuviera que ser preservada, junto con la necesidad de economizar, fue un reto significativo para la compañía Aquapol.
A los pocos meses de la instalación del sistema Aquapol, el olor a humedad había disminuido significativamente, lo que indicaba que el edificio se estaba secando. En los seguimientos de control posteriores, se comprobó que los niveles de humedad habían disminuido en todas las paredes, incluidas las exteriores que no disponian de aislamiento vertical.
Después de un año, la deshumidificación de la bodega se había completado en su mayor parte, y los trabajos de renovación comenzaron.